Descargar la publicación
Introducción
El marco del Indo Pacífico, a pesar de ser una categoría aún en construcción y discusión, ha ganado relevancia en las últimas décadas pasando a ocupar fuerte centralidad geopolítica para los Estados Unidos de América (en adelante, EUA), Europa y los países del Océano Indico, con especial destaque en la India, posicionándose inclusive como una narrativa alternativa a la de la nueva Franja y la Ruta de la Seda. La Casa Blanca señala al Indo-Pacífico como la región más dinámica del mundo, lanzando en 2022 el Indo-Pacific Economic Framework for Prosperity (IPEF), entre otras acciones de política externa en la región como el AUKUS y el QUAD (White House, 2022). Francia y Reino Unido publican estrategias sobre el Indo Pacífico (House of Commons, 2023; Gobierno de Francia, 2022). Las citas académicas sobre el Indo Pacífico han crecido exponencialmente.
El crecimiento económico y dinamismo demográfico de China, la India y, de Asia en general, la contención militar y geoeconómica de China por parte de EUA, el creciente flujo energético-naval, y la familiaridad militar-naval de Inglaterra, Francia, y EUA con el Océano Índico son algunos de los factores que empujan la atención y acciones de política externa a nivel global sobre el espacio geográfico abarcado por las aguas que cubren las costas del Océano Índico y del Océano Pacífico (Scott, 2018; Doyle y Rumley, 2019; Baruah, 2020; entre otros).
El objetivo de este escrito es presentar una breve revisión introductoria en español sobre la emergencia y proliferación del marco del Indo Pacífico, impulsado principalmente desde los EUA y con creciente adopción en Europa y Asia; indicar y contextualizar la re-centralización geoeconómica del Océano Índico; y, finalmente, introducir una serie de impresiones acerca de la postura externa, el rol y los desafíos que se le presentan a la India en este contexto.
En el marco de trabajo general acerca de la re-emergencia asiática, este documento continúa la línea de investigación sobre la re-centralización del Océano Índico, el Subcontinente Indio y la India en el siglo XXI (Gonzalo, 2018a, 2018b, 2022a; Gonzalo y Crespo, 2020). En el marco de la Fundación ICBC, este escrito continúa las colaboraciones realizadas por el autor a partir de una serie de seminarios organizados entre 2020 y 2022 apuntando las oportunidades de negocio que presenta la India para la Argentina, su panorama energético, el desarrollo del ecosistema emprendedor de Bangalore y la relevancia del sector de la construcción y el real estate en la India. Se le da relevancia a elementos geo-históricos relativos al Océano Índico y a dinámicas geopolíticas y geoconómicas contemporáneas en torno al Océano Índico y a la India. Se hace uso de mapas explicativos y se introduce una revisión de autores y documentos oficiales de la India y de otros países de Asia del Sur y Occidente.
A continuación, se introduce una breve revisión sobre la emergencia del marco del Indo Pacífico en el pensamiento estratégico de los EUA. Luego, se contextualiza la re-centralización del Océano Índico. En tercer lugar, se trabaja sobre los dilemas de la India en este contexto.
La importancia del Océano Pacífico para los EUA no es novedad. Si bien su poblamiento a partir de la colonización británica se inicia por el influjo inmigratorio que llega a través del Océano Atlántico, a fuerza de ferrocarril, los EUA consolidan su expansión territorial y salida al Pacífico durante el Siglo XIX. Luego, la expansión desde California hacia los territorios del Océano Pacífico se da, a groso modo, en dos fases: en los 1890s, los EUA hacen pie en Hawái, Guam y las Filipinas, luego, a partir de la Guerra del Pacífico contra Japón entre 1941 y 1945, los EUA se quedan con las islas Carolinas, Marianas y avanzan con la instalación de bases militares en el mismo Japón con posterioridad a las detonaciones nucleares de Hiroshima y Nagasaki (Scott, 2018). De esta forma, entre 1950 y 1970, en consonancia con las décadas de oro del capitalismo norteamericano, el pensamiento estratégico norteamericano llegó a nombrar al Océano Pacífico como un “lago norteamericano” (Lattimore, 1945).
En los 1980s, a partir de la reconstrucción y re-emergencia japonesa y la aparición de los llamados “tigres asiáticos” (Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur), emerge con fuerza la narrativa del “Asia-Pacífico” para referirse principalmente al intercambio comercial y dinamismo económico del corredor ubicado entre California, Japón y los tigres asiáticos (Cummings 1997). La formación del foro Asia-Pacific Economic Cooperation (APEC) en 1989 responde a esa visión estratégica del mundo.
La narrativa del Asia-Pacífico creció desde fines del siglo XX, involucrando inclusive a China y Rusia, impulsada a su vez a partir del giro en la estrategia externa de los EUA bajo la administración Obama: bajo el lema de “pivotear a Asia” se buscaba cambiar el foco de atención de Medio Oriente hacia Asia, con la intención de “contener” a China a través de su integración en tratados y foros liderados por los EUA.
El marco del Indo-Pacífico emerge con fuerza en la política exterior norteamericana en los 2010s, bajo la propia administración de Obama. La Secretaria de Estado Hillary Clinton (2010) fue una de las primeras en marcar públicamente la importancia para los EUA de la cooperación naval en el Indo-Pacífico, subrayando la centralidad del Indo-Pacífico para el futuro norteamericano (Clinton, 2011). En este marco, uno de los últimos avances de la administración Obama fue la firma del acuerdo Trans-Pacific Partnership Agreement (TPPA) en 2016 junto a Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
Trump inicia su gestión en 2017 con una contramarcha en la integración con Asia al salirse del TPPA impulsando un giro proteccionista en EUA a través de la America First policy. Sin embargo, durante su viaje a Asia en noviembre de 2017 en el que visita Hawái, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas, Trump retoma la narrativa del Indo Pacífico. Luego, la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS) de EUA de 2017 y el resumen de la Estrategia de Defensa Nacional (NDS) de 2018 enfatizan sobre la política de "Indo-Pacífico libre y abierto", buscando reunir a Australia, India, Japón y EE. UU. bajo la Asociación Indo-Pacífica (IPP) (Scott, 2018). En 2018, el Comando del Pacífico (USPACCOM) es rebautizado como Comando del Indo-Pacífico (USINDOPACOM) dando cuenta de la relevancia del Océano Índico para la geoestrategia militar estadounidense.
Bajo la administración Biden el marco del Indo Pacífico continúa ganando volumen a través del lanzamiento de la Indo-Pacific Strategy (White House, 2022). En ella se establece que los EUA son un poder del Indo-Pacífico: el Indo-Pacífico concentra la mayor cantidad de militares estadounidenses fuera de los EUA, el 65% de la población mundial y el 60% del PBI global. La estrategia señala una serie de líneas de acción entre las que se destacan la canalización de mayores recursos, la consolidación del AUKUS y el QUAD, el apoyo a la consolidación del liderazgo indio en la región, la expansión de la cooperación con Japón, etc. (White House, 2022). Destaca por su carácter económico el Indo-Pacific Economic Framework for Prosperity (IPEF) firmado en 2022 por EUA, Australia, Brunei Darussalam, Fiyi, India, Indonesia, Japón, República de Corea, Malasia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam. Los pilares de este acuerdo se orientan al comercio, con énfasis en las tecnologías digitales, las energías limpias y la descarbonización, la facilitación de información, etc.
De acuerdo al Departamento de Defensa de los EUA (US Department of State, 2024), a dos años del lanzamiento de la Estrategia del Indo Pacífico, los EUA han avanzado en su compromiso a través de la cooperación trilateral entre Japón, Corea del Sur y EUA comprometiendo ejercicios militares trianuales y activando un sistema de alerta de misiles a tiempo real, en el ámbito del QUAD se ha lanzado la Indo-Pacific Partnership for Maritime Domain Awareness (IPMDA) que busca compatibilizar y mejorar las capacidades de las marinas de los países miembros, se ha profundizado el lazo con la India incluyendo la coproducción de motores de aviones de combate y vehículos blindados, avanzado en la agenda de modernización de la alianza con Japón a través del desarrollo de nuevas capacidades, etc.
El marco del Indo Pacífico le da una clara y renovada centralidad al Océano Índico (Kaplan, 2010; Doyle y Rumley, 2019; Gonzalo, 2018a; 2018b; 2022a; Gonzalo y Crespo, 2020). El Océano Índico cubre aproximadamente 70 millones de kilómetros cuadrados, es el tercer océano de mayor tamaño y contiene aproximadamente el 20% del agua del planeta. Los principales cuellos de botella marítimos del Océano Índico son el Estrecho de Ormuz, el Canal de Suez, el Estrecho de Bab-el-Mandeb, el Canal de Mozambique y los Estrechos de Malaca, Singapur, Sunda, Lombok, Ombai y Wetar (Mapa 2). Entrada la tercer década del siglo XXI, el incremento en el volumen del flujo energético que transita por las aguas del Océano Índico hacia el Océano Pacífico (más de 2/3 de las importaciones petroleras de China) sumado al crecimiento económico y poblacional de India, Asia del Sur, y la China son dos de los motores más visibles de la re-centralización del Océano Índico. Esto se constata también en diversos indicadores relativos a los países de la región tales como el gasto militar en la región, el crecimiento de la clase media y nuevos ricos, el aumento del gasto en infraestructura, la atención e instalación de empresas multinacionales, etc. (Gonzalo, 2022a).
Fuente: Baruah (2020)
Se trata de una re-centralización ya que la centralidad económica y poblacional del Océano Índico no es novedad (Chaudhury, 1985; Gonzalo, 2018a, 2018b; 2022a). Con los vientos del monzón regulando su navegación (y la agricultura del Subcontinente indio), desde muchos siglos antes del arribo de Vaso da Gama a Calicut, el Océano Índico ha sido el escenario del tránsito de las telas y tejidos que partían del Subcontinente Indio hacia África, Europa, Medio Oriente y otras partes de Asia (Riello y Roy, 2009). La circulación marítima por la Ruta de la Seda tuvo al Océano Índico como el medio predilecto que conectaba Asia con Medio Oriente y África y de allí al Mediterráneo. Por ello, sus aguas han acogido una babel de lenguas dada por los cruces entre los comerciantes chinos, persas, indios, judíos, y de otras religiones y regiones (Gonzalo, 2022a). Sus costas albergan conocimientos y tradiciones navieras y pesqueras de larga data. Si China y la India representaban más del 50% del producto industrial hasta iniciado incluso el siglo XIX, buena parte del flujo comercial de larga distancia que salía de estos dos gigantes civilizatorios, y de toda Asia, transitaba por el Océano Índico.
Las aguas del Océano Índico son familiares para las marinas europeas. A partir de la llegada de da Gama en 1498, los portugueses buscaron ejercer un cierto control de las costas del Índico a través del sistema de cartaz implementado por intermedio del hoy llamado collar de perlas portugués con centro en Goa, orientado a asegurar el cobro de impuestos y dominio del comercio de especias hacia Europa (Panikkar, 1953; Gonzalo, 2018, 2022a). Luego, a la creación de las Compañías de Las Indias Orientales Inglesa y Holandesa a inicios de 1600, orientadas a consolidar el comercio y la presencia inglesa y holandesa en Asia, se le suman las marinas francesa y danesa. Los portugueses son desplazados del control de las rutas marítimas por los holandeses durante el siglo XVII. Y a partir de la toma de Bengala en 1757, con el avance de la Compañía Británica de las Indias Orientales sobre el subcontinente indio, el Océano Índico fue dominado por los británicos durante prácticamente todo el siglo XIX y XX. Los británicos no sólo controlaban las costas del subcontinente indio sino que también diversos puntos de estrangulamiento como el Canal de Suez, el Estrecho de Adén, el Estrecho de Ormuz y el Estrecho de Malaca (Panikkar, 1953; Pillalamarri, 2015).
En la actualidad, Inglaterra y Francia, además de EUA, cuentan con una serie de áreas militares en el Océano Índico (Mapa 2). Las áreas francesas se encuentran en su mayoría cercanas a las costas africanas. Los británicos comparten con los EUA la estratégica isla Diego García y se posicionan en el estrecho de Malaca a través de áreas en Singapur. Tanto franceses como británicos y estadounidenses tienen presencia en el Golfo Pérsico y de Omán. A partir de estas posesiones, hoy el marco del Indo-Pacífico es parte de los documentos de estrategia militar y política externa de Francia, Inglaterra y otros países europeos. En línea con los EUA, hoy los países europeos resaltan la necesidad de mantener un Océano Índico, y un Indo Pacífico, libre y abierto, evitando la consolidación de estructuras unipolares o bipolares (House of Commons, 2023; Gobierno de Francia, 2022).
Fuente: House of Commons (2023)
En el caso de los EUA, su presencia militar en el Océano Índico creció a partir de la 2da Guerra Mundial (Pillalamarri, 2015). En 1948 se estableció la presencia naval estadounidense en el Golfo Pérsico, que se convirtió en la Fuerza de Oriente Medio en 1949. Después se destacan dos hitos importantes. El primero fue el arrendamiento desde estadounidense desde 1966 y por 50 años de la isla británica Diego García, en el sur del Océano Índico Desde entonces, la isla ha estado habitada por alrededor de 5.000 soldados británicos y estadounidenses y fue un punto de escala para las guerras estadounidenses en Afganistán e Irak. El otro gran hito de la presencia naval estadounidense en el Océano Índico fue la Guerra del Golfo Pérsico. La 7ª Flota, con base en el Pacífico, fue la principal responsable de las operaciones navales durante esta guerra. Luego, para mostrar un mayor compromiso de Estados Unidos con Oriente Medio, la región obtuvo su propia flota en 1995 con base en Bahréin.
El “estratega” estadounidense David Kaplan fue uno de los que mayor énfasis ha colocado en la relevancia del Océano Índico. En su libro Monsoon. The Indian Ocean and the Future of the American Power (2010) Kaplan alerta que los EUA han estado mayormente concentrados, casi que de manera natural ya que son las aguas que cubren sus costas, en el Océano Pacífico y en el Océano Atlántico. Pero ante la emergencia de China y la India, son las aguas del Océano Índico las que adquieren relevancia. Kaplan (2010, p. 20) señala:
El Océano Índico es donde la rivalidad entre Estados Unidos y China en el Pacífico se entrelaza con la rivalidad regional entre China y la India, y también con la lucha estadounidense contra el terrorismo islámico en Oriente Próximo, que incluye el intento estadounidense de contener a Irán. Cada vez que buques de guerra de la Armada estadounidense han bombardeado Irak o Afganistán, a menudo lo han hecho desde el Océano Índico.
La competencia en el Océano Indico adquiere relevancia para Occidente dada la instalación de infraestructura, principalmente portuaria, a partir del financiamiento y la gestión de empresas chinas en Myanmar, Bangladesh, Sri Lanka, Maldivas, Pakistán, entre otros. La idea de un nuevo “collar de perlas” chino, que tiene puntos de similitud con el portugués de antaño, ha ganado la atención de parte de EUA.
Si bien existen diferentes países con intereses y proyección económica y militar sobre el Océano Índico, es claro que la India, país que le ha dado nombre al océano, es el que mayores responsabilidades y asuntos de interés presenta.
Con la caída de la URSS, la hegemonía global norteamericana de la década de los 90s, y el crecimiento y expansión de China, India ha ido, paulatinamente, re-aproximándose a los EUA. Iniciada con la administración de Manmohan Singh en los 2000 y consolidada a partir del gobierno del Partido Popular Indio liderado por el Primer Ministro Narendra Modi, quien se encuentra en su tercer mandato consecutivo, a partir de la profundización del crecimiento económico y la centralidad geopolítica de la India, se ha adoptado una política externa denominada como de “multi-alineamiento”. Este enfoque se caracteriza por el énfasis en la participación en instituciones multilaterales y el uso de asociaciones estratégicas bilaterales, buscaría concentrarse en impulsar el desarrollo económico y la seguridad nacional de India de forma más pragmática (Hall, 2016). Si bien el no-alineamiento y el multi-alineamiento pueden presentarse como antagónicos en una primera apreciación, existen líneas de continuidad en la postura externa india: la búsqueda de márgenes de maniobra para posicionarse en diferentes foros y ante diferentes situaciones y país priorizando el interés nacional, como quedó claro durante la guerra de Ucrania (Gonzalo, 2022b).
India ha producido una serie de estrategas y estudiosos del Océano Índico de relevancia (Brewster, 2015; Doyle y Rumley, 2019). Panikkar (1953) fue uno de los principales estudiosos del Océano Índico y su relación con la India. En términos de seguridad, enmarcado aún en el período colonial, cuando el control del Índico estaba bajo custodia principal de la Royal Imperial Navy, Panikkar entendía que India tenía un rol clave en garantizar su seguridad y que, en línea con el intento de “collar de perlas” portugués del pasado o chino actual, esto podría lograrse a través del establecimiento de un sistema de bases en los puntos de estrangulamiento e islas del Índico tales como Singapur, Sri Lanka, Mauricio y Socotra (cerca de Adén). A su vez, algunos analistas han planteado una suerte de Doctrina Monroe sobre el Índico, tanto durante el período colonial, en donde el Índico debía ser dominio de los ingleses, como en la post-independencia, en donde el Índico “debía ser de India” (Doyle y Rumley, 2019).
En relación al marco más amplio del Indo-Pacífico, la India ha sido cauta en la adopción oficial del mismo. En 2015, dos años después de que Xi Jinping anunciara el lanzamiento del proyecto One Belt One Road, India y Japón hicieron su declaración conjunta para la Paz y Prosperidad del Indo Pacífico y el mundo. Recién en 2018, en el Diálogo de Shangri-La, después de que los EUA identificaran al Indo Pacífico como un nuevo teatro para su seguridad nacional y del comienzo de la aproximación China a las islas estado del Indico, Narendra Modi anuncia la visión del India para el Indo Pacífico (Government of India, 2018):
Hace diez días, en una cumbre informal en Sochi, el Presidente Putin y yo compartimos nuestros puntos de vista sobre la necesidad de un orden mundial multipolar fuerte para hacer frente a los retos de nuestro tiempo. Al mismo tiempo, la asociación estratégica global de India con Estados Unidos ha superado las vacilaciones de la historia y continúa profundizándose a través de la extraordinaria amplitud de nuestra relación, que ha asumido un nuevo significado en un mundo cambiante. Y un pilar importante de esta asociación es nuestra visión compartida de una región Indo-Pacífica abierta, estable, segura y próspera. Ninguna otra relación de India tiene tantas capas como nuestras relaciones con China. Somos los dos países más poblados del mundo y dos de las principales economías de más rápido crecimiento. Nuestra cooperación se está ampliando. El comercio crece. Y hemos demostrado madurez y sabiduría a la hora de gestionar los problemas y garantizar una frontera pacífica.
La frase de Modi refleja el contexto de oportunidades y dilemas de la India hoy. En primer lugar, es claro que India ha adoptado el marco del Indo Pacífico, que la posiciona en un lugar de central relevancia en el actual contexto geopolítico y geoeconómico, principalmente para los EUA. En la actualidad, el marco del Indo Pacífico es el principal marco referencial dentro de los círculos de la política externa de la India, como queda reflejado en el libro de su Ministro de Relaciones Exteriores Jaishankar (2020), en el cual se dedica un capítulo específico al Indo Pacífico. Esto a su vez se constata en diferentes documentos de política externa, declaraciones y producciones académicas de la India. Sin embargo, dada su “suerte geográfica” contemporánea, es decir, su relevancia para distintos bloques y países a partir de su ubicación en Asia, la India también articula en otras plataformas bajo el marco multipolar, como ser el G-20, los BRICS, el llamado Sur Global, etc. Esto le permite a la India, en parte, canalizar sus relaciones y diálogos multilaterales y bilaterales con Rusia, China y los países de América Latina, quienes no están mayormente contemplados e integrados en el marco del Indo Pacífico.
En segundo lugar, es claro que el crecimiento del volumen de las dinámicas económicas y militares del Océano Índico, sumado a la re-emergencia geoeconómica de la India en sí, han llevado a la India a orientar esfuerzos políticos, económicos y militares sobre el Índico. Es el Océano Índico, y no el Indo Pacífico, el ámbito principal de los esfuerzos militares y de cooperación económica de la India. Por ejemplo, la IORA, por su inglés Indian Ocean Rim Association, creada en 1997 y actualmente integrada por 23 países, es uno de los espacios de diálogo y cooperación orientados a la seguridad marítima del Índico (IORA, 2024). India también ha buscado estrechar relaciones con los países árabes con miras a consolidar corredores energéticos en el Índico. Asimismo, India ha incrementado sus esfuerzos diplomáticos con los vecinos del subcontinente indio y las islas-estados del Océano Índico, es decir, Maldivas, Sri Lanka, Mauricio y Seychelles (Baruah, 2020). Finalmente, India se encuentra en un proceso de modernización de su armada que implica el incremento de sus capacidades tanto a partir de la producción propia como de la importación de submarinos, buques y otras naves.
En tercer lugar, dentro del marco del Indo Pacífico, con el antecedente de la Look East policy, que se orientaba a trascender los límites diplomáticos y de cooperación desde el Océano Índico al Océano Pacífico, India ha sintonizado con Japón como el principal constructor de agenda y narrativa común. Esto se debe en buena medida a la necesidad de evitar quedar encorsetada dentro de los parámetros mayormente militares con los que EUA aún trabaja su postura sobre el Indo Pacífico. Tanto India como Japón, ambos con plena inserción asiática, han buscado enfatizar los aspectos de cooperación económica pacífica, diálogo y apertura de los Océanos Pacíficos e Índico, con el objetivo de evitar los coletazos que las acciones de EUA dentro del marco del Indo Pacífico, como por ejemplo, el AUKUS.
Finalmente, las dinámicas del Indo Pacífico han forzado a la India a aumentar sus esfuerzos y recursos destinados a la consolidación y modernización de su poder naval-militar. Esto era algo esperable y en buena media postergado durante la construcción estatal de la India. No obstante, aún en un marco de crecimiento económico, India cuenta con diferentes demandas internas relativas al desarrollo de infraestructura, consumo y transición energética, etc. que compiten con los esfuerzos en materia de defensa. Aun siendo un país con fuertes heterogeneidades estructurales, los tiempos de la modernización tecnológica y ampliación de capacidades militares-navales deberían ser marcados por las necesidades de la India y no por la escalada de la disputa entre China y EUA. Existe un riesgo para la India allí. La calibrada política externa de la India deberá balancearse entre la necesidad de incrementar sus capacidades y alcance militar y geoeconómico, las oportunidades que le brinda ser el centro del Océano Índico en el marco del Indo Pacífico, y las exigencias de recursos y esfuerzos que esto le demande.
*Doctor en economía (UFRJ). Investigador y profesor en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC). Co-coordinador del Grupo de trabajo sobre India del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Email de contacto: gonzalo.manolo@mail.com.