Descargar la publicación
En diciembre de 2023, delegados de más de 200 países se dieron cita en Dubai para la la edición número 28 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en donde evaluaron el progreso respecto de los objetivos establecidos en el Acuerdo de París de 2015: limitar el calentamiento global en 1,5 °C o al menos “muy por debajo” del 2 °C en este siglo. Estos objetivos están lejos de cumplirse.
Las revoluciones industriales anteriores, basadas en la quema de combustibles fósiles, primero el carbón y luego los hidrocarburos, marcaron y determinaron el formato de nuestros sistemas productivos. Sin embargo, uno de los consensos más importantes alcanzados en el marco de las negociaciones del Acuerdo de París es que, para alcanzar los objetivos establecidos, ya no basta con reducir las emisiones, sino que hay que capturar y eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera. Es decir que el mundo se enfrenta en la actualidad en la necesidad de repensar y rediseñar los modos de producción que han dominado nuestras economías durante los últimos 200 años.
El cambio climático es un problema global. Las emisiones de un país afectan a todos los países; las capturas de un país, también benefician a todos. En este esquema de compensaciones, en el que no todos los actores parten de la misma base ni tienen las mismas posibilidades, se gestará la matriz productiva del futuro en un salto transformador: la cuarta revolución industrial.
Como indica el Embajador Fernando Brun en una nota de noviembre de 2023: “El avance tecnológico, el cambio climático y una voluntad de transformación internacional posibilitan una metamorfosis del trilema basado en “sostenibilidad, asequibilidad y seguridad” para el avance de una nueva economía e industria sustentable, dando nuevamente un salto de cambio revolucionario.” (La Nación, 30 de noviembre de 2023)
La Argentina cuenta en el campo de la transición energética, así como en el futuro de las energías limpias, con enormes potencialidades. Y estas se presentan como una gran oportunidad para salir de los modelos de primarización hacia esquemas sostenibles, en torno al concepto de bioeconomía. Nuestro país puede posicionarse como un proveedor sustentable de bioenergías, pero también alimentos, productos y servicios ambientales y tecnologías de base biológica requeridos por varias regiones del mundo que no cuentan con estos recursos.
La transición energética es una realidad y pronto se convertirá en un requerimiento de los mercados. Los recursos pero también el conocimiento acumulado, las tecnologías, la investigación y el desarrollo, los clusters y otros sistemas de innovación pueden proveer el apalancamiento necesario para el aprovechamiento de esta oportunidad.
Este informe revisará tanto los conceptos y requerimientos de la transición energética así como las implicancias en el marco de estrategias de mitigación y adaptación, las diversas fuentes de energía renovable y sus característica, la situación de nuestro país en relación a los estándares internacionales así como la identificación de oportunidades y estrategias empresariales que permitan el aprovechamiento de las oportunidades que surgen de una nueva revolución productiva y tecnológica que, impulsada por las necesidades del cambio climático, ya está entre nosotros.