Lo deseable es una nueva etapa para el Mercosur que sea realista y eficaz


 

Por Félix Peña
Diario La Nación

Concluido el proceso electoral en la Argentina, uno de los efectos concretos de la próxima iniciación del gobierno del presidente electo Javier Milei, podría ser un debate sobre la apertura de condiciones para introducir algunas de las necesarias reformas de fondo que pueden requerirse para un Mercosur que aspire a ser más eficaz y a estar más adaptado a las nuevas realidades de sus países miembros y de su entorno internacional. Un entorno internacional tanto global como regional, que ya es muy diferente al existente cuando se pactó el Mercosur, y que todo indicaría que continuará cambiando hacia el futuro.

Tras el inicio de un nuevo gobierno en la Argentina los cuatro países miembros podrían encarar ahora un proceso que conduzca a acordar modificaciones al Tratado de Asunción. Contarían con el tiempo mínimo necesario para discutir y concertar reformas al ordenamiento institucional del Mercosur que eventualmente consideren conveniente y, además, tener una razonable expectativa de lograr los suficientes apoyos necesarios para su aprobación por los respectivos Parlamentos.

Como hemos señalado en otra ocasión, la estructura institucional del Mercosur podrá ser eventualmente modificada por una Conferencia Diplomática, convocada cuando los países miembros lo juzguen oportuno. Así lo previó en 1994 el artículo 47 del Protocolo de Ouro Preto, al establecer que los países miembros podrán convocar, cuando lo juzguen oportuno, a una conferencia diplomática con el objetivo de revisar la estructura institucional del Mercosur, así como las atribuciones específicas de cada uno de sus órganos.

Es la mencionada una iniciativa que parecería hoy más conveniente ante la necesidad que se observa de impulsar la idea de una modificación del Tratado de Asunción que creó el Mercosur, a fin de adaptarlo a nuevas realidades que inciden en la idea de la integración regional entre sus actuales países miembros.

Son nuevas realidades que estarían reflejando situaciones diferentes a las que llevaron a la negociación y firma del Tratado en el año 1991, como también luego al propio Protocolo de Ouro Preto en el año 1994.

Pueden ser, por lo demás, realidades que resulten de la eventual incorporación de nuevos países miembros del Mercosur, pertenecientes, en particular al espacio regional sudamericano. Algunos incluso ya habrían orientado acciones con el objetivo de eventualmente concretar una membrecía plena del Mercosur.

Es, por lo demás, una idea cuya aplicación en la práctica debería incluir en los países miembros –o, en los que aspiren a serlo-, un análisis de los factores políticos, culturales y económicos, que puedan incidir en una apreciación realista de su eventual conveniencia para la eficacia y efectividad del proceso de integración regional.

Es el tipo de análisis que no requeriría, por ende, efectuarse sólo en ámbitos gubernamentales. Debería por el contrario encararse con la participación de representaciones de distintos ámbitos de opinión que reflejen las diversidades de las respectivas sociedades. Y que recién luego, cuando se pueda apreciar con mayor certeza el grado de aceptación que pudiera tener tal iniciativa en los respectivos países, se debería escalar a los ámbitos de negociaciones oficiales, tal como los que resulten de la aplicación del mencionado artículo 47 del Protocolo de Ouro Preto.