El comercio exterior como pilar para el desarrollo


 

Descargar la publicación

Por Marisa Bircher*
* Ex Secretaria de Comercio Exterior de la Nación y Ex Secretaria para la Igualdad de Género en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Es Directora de Comercio Internacional en Fundación Argentina Global. Egresada de Fundación ICBC

 

El comercio internacional y en particular las exportaciones cumplen un rol fundamental en la economía argentina, no solo por su contribución al empleo y al valor agregado, sino también por su importancia para la solvencia externa del país como generador de divisas.

Para garantizar la afluencia y la constancia de las exportaciones, Argentina debe demostrarle al mundo que cuenta con un mercado confiable, transparente y estable. Es fundamental su inserción definitiva en el plano internacional.

La apertura de mercados para nuestros alimentos y la revitalización de los acuerdos comerciales desde el Mercosur debe ser una clara política de Estado. Acceder a los mercados internacionales con preferencias -como lo hacen varios países de la región- es una cuenta pendiente para las pymes argentinas.

 

La apertura de mercados para una mayor inserción de las economías regionales

El programa “Abriendo Mercados” que se impulsó del 2015 al 2019 tuvo como principal objetivo mejorar la inserción de los alimentos argentinos en los mercados mundiales, a través de 5 estrategias: negociación, cooperación técnica, capacitación, promoción comercial y fortalecimiento institucional. Dicho programa se apoyó sobre un diálogo permanente con todas las cámaras empresariales que representaban a las 24 cadenas del agro. Se diseñó una agenda de trabajo conjunta con el SENASA y se impulsó una agenda de negociaciones de la mano de la Cancillería Argentina. Un claro ejemplo de trabajo transversal dentro del ámbito público. De esa manera logramos abrir más de 300 mercados para las economías regionales.

La agroindustria argentina es un sector sumamente competitivo a nivel internacional y es el sector más diversificado y atomizado del país. Durante los últimos 25 años, la producción agrícola argentina se ha incrementado de 40 a más de 145 millones de toneladas y un facto determinante en esta transformación y crecimiento ha sido el incremento en la productividad a través de la rápida adopción de tecnología por parte de nuestros productores.

Nuestra agroindustria es competitiva porque fue capaz de absorber y adaptar tecnología de punta, un ejemplo es el desarrollo de semillas con técnicas de biogenética, productos de alta tecnología que crean nuevas industrias y empleos que enriquecen las cadenas de valor. Los productos agrícolas explican exportaciones por más de US$ 59 mil millones por año. Esto equivale a casi el 70% de las exportaciones argentinas de bienes, visto de otra manera, 7 de cada 10 dólares que ingresa al país pertenecen a este sector.

Para dar un verdadero salto en nuestra inserción internacional debemos apuntar a desarrollar exportaciones con más valor agregado, que nos permitan competir en mercados sofisticados en todo el mundo. Los productos argentinos compiten en un mundo donde la calidad es un elemento cada vez más importante.

Para acceder a un mercado es cada vez más necesario cumplir con determinados estándares de calidad en el producto y el proceso productivo. Y estos estándares no solo los exigen los compradores internacionales sino también los consumidores. Estas exigencias responden a cuestiones de seguridad, salud de las personas, protección del medio ambiente, e incluso definiciones religiosas. Por este motivo, construir una agenda de calidad a nivel nacional es una parte imprescindible de la estrategia productiva nacional y un pilar fundamental para la inserción de las empresas en los mercados internacionales.

En este marco las políticas públicas tienen un rol muy importante en el desarrollo exportador. Para elaborarlas, es imprescindible llevar adelante un espacio de diálogo con el sector privado que permita alinear los esfuerzos de las diferentes empresas y organismos públicos para poder enfrentar los desafíos externos que se presentan.

 

Hacia una Argentina más integrada al mundo

Si hacemos foco sobre la importancia del Acuerdo Mercosur - Unión Europea podemos llegar a varias conclusiones. Este acuerdo es mucho más que un acuerdo comercial: es un avance estratégico para lograr una economía competitiva y dinámica y, con esto, promover grandes objetivos como impulsar la economía, generar empleo de calidad y reducir la pobreza.

Se trata de un hito trascendental en la inserción internacional de la Argentina: promoverá la llegada de inversiones, aumentarán las exportaciones de las economías regionales, consolidará la participación de nuestras empresas en cadenas globales de valor, acelerará el proceso de transferencia tecnológica y aumentará la competitividad de la economía.

Es el acuerdo más amplio y ambicioso alcanzado por ambos bloques en toda su historia, creando un mercado de bienes y servicios de 800 millones de consumidores que se beneficiarán de una oferta más diversa y de mayor calidad a precios más competitivos.

El crecimiento y desarrollo sostenible no se pueden lograr de manera aislada, sólo es posible con más y mejor integración internacional y más y mejor comercio. En el pasado, la desconexión de la Argentina con el mundo sólo significó retraso económico para nuestro país.

El acuerdo con la UE se inscribe en el marco de otros diálogos y negociaciones en curso que buscaban también abrir nuevos mercados para nuestros productos, posicionando a su vez al Mercosur como una plataforma que se proyecte hacia la región y hacia el resto del mundo. La agenda de negociaciones que se impulsó entre el 2015 al 2019 incluyo, además de este acuerdo, a EFTA , Canadá, Singapur y Corea del Sur, así como la profundización de los vínculos con América Latina.

 

Hacia una Argentina más equitativa

El mundo de hoy nos desafía a repensar las políticas públicas desde un enfoque inclusivo. Ningún gobierno puede diseñar políticas públicas sin que las mismas se apoyen sobre una igualdad de condiciones, acceso y derechos. Para potenciar un país más igualitario, es primordial ampliar el acceso de mujeres en todos los estratos, en especial en aquellos espacios de decisión, sea en el sector público, privado, académico y también político.

A pesar de representar a la mitad de la población mundial, las mujeres tienen una participación menor en el comercio internacional. Solo 1 de cada 5 empresas exportadoras está liderada por mujeres. En Argentina: solo el 2,2% de las empresas lideradas por mujeres exportó durante el 2022. Y si analizamos el comportamiento histórico de las empresas lideradas por mujeres: sólo el 9,5% exportó mientras que los hombres alcanzan el 21%. Y si observamos el ámbito de la diplomacia, vemos que solo el 17% de las embajadas argentinas en el mundo está a cargo de una mujer.

Los organismos internacionales coinciden en que la igualdad de género es fundamental para lograr el desarrollo económico y la prosperidad. La consultora McKinsey en sus últimos informes, asegura que las compañías donde 3 o más mujeres ejercen funciones ejecutivas superiores registran un desempeño más alto en todos los aspectos de la eficacia organizacional. Esto también aplica para las empresas que operan en el mercado internacional.

Para concluir podemos decir que Argentina tiene amplios desafíos y diversas oportunidades. Estamos sumergidos en un mundo convulsionando, en guerra civil y en guerras políticas entre potencias que disputan liderazgos e interpelan nuevos paradigmas comerciales. Bajo este contexto está claro que el dialogo y la cooperación internacional que necesita nuestro país debe darse de manera estratégica y sostenida en el tiempo.

Descargar la publicación